El sector alimentario ha evolucionado para ofrecer productos más variados. Entre las tendencias de la industria, destaca brindar soluciones más naturales. En empresas de productos lácteos, se desarrollan combinaciones de productos y un catálogo más diversificado. En todos estos alimentos, es necesario un largo periodo de conservación para que no se desperdicie el yogurt, por lo que es crucial contar con un sistema conservador para lácteos y un etiquetado transparente para los consumidores.
¿Por qué es importante preservar el yogurt?
Si el yogurt no es protegido adecuadamente, se formará gas por la levadura, lo que causa descomposición, además, aparecerá moho rápidamente una vez abierto, lo que provocará que sea desechado por el consumidor o que cause problemas de salud. Además, debido a que será consumido sobre la marcha, como si fuera un aperitivo, requerirá mayor preservación sin la protección que brindan entornos refrigerados.
Usualmente, los productores usan un sistema conservador para lácteos para que los yogurts se mantengan frescos por más tiempo y, de esta manera, evitar que se forme moho, lo que aumenta su vida útil y garantiza la inocuidad alimentaria. También evita la degradación por bacterias, reduce los desperdicios y asegura la disponibilidad de los productos para la población mundial.
Usualmente, la preservación de alimentos es la norma, pero se necesita mayor preservación en ciertas áreas. Un informe realizado por Euromonitor Internacional, revela que, en Latinoamérica, el crecimiento anual para el yogurt es del 10% y, en el caso mexicano, es del 5,5%, lo que muestra una excelente oportunidad de mercado para las empresas del sector. No obstante, hay varios retos logísticos para el sector en esas zonas, creados por factores como clima, alta urbanización y zonas rurales remotas.
Los conservantes son añadidos al yogurt en países cálidos para prolongar su vida útil y evitar la formación de levadura y moho, lo que se debe a que la cadena de distribución está menos acondicionada y es más larga en comparación con países, como los de la UE.
¿Qué conservantes se aplican?
El sorbato y benzoato son conservantes artificiales seguros, aunque presentan atributos negativos para algunos consumidores. Por ejemplo, aumentan el nivel de sal en los productos, lo que afecta el sabor, que es un criterio importante para ellos. También pueden repercutir en el proceso de fabricación, ya que alteran el crecimiento bacteriano, disminuye la acidificación y alargan el proceso de producción. Además, estudios afirman que también afecta negativamente en los niveles probióticos.
Una investigación estadounidense realizada en el 2014 demostró que el 96% de los consumidores preferían los conservadores naturales, el 91% prefería aditivos seguros y el 82% de buen sabor. Mostró también que cuatro de cada diez personas actuaban según tales preferencias y solo eligen productos con conservantes naturales. Otra encuesta realizada en estadounidenses de 18 a 80 en 2016 mostró que la conciencia saludable impulsa la demanda de etiquetados limpios y naturales en productos lácteos.
La natamicina es un sistema conservador para lácteos fabricado con base en productos naturales y usado a nivel global para combatir hongos y levaduras en productos como bebidas, vinos, panes, carnes fermentadas, entre otros. Al ser un método natural y eficiente en la preservación de yogurts, alarga el periodo de conservación y evita la descomposición.
Es producida mediante cultivos puros de una bacteria llamada Streptomyces natalensis, después de una fermentación sometida a rigurosos controles de calidad. El aditivo no afecta negativamente los fermentos utilizados en yogurts, ya que únicamente es activa contra hongos y levaduras, lo que aumenta la velocidad de producción. En ciertos casos, la acidificación disminuye hasta cinco horas, lo que lo vuelve una opción sostenible.
Ahora bien, existen desafíos al usar conservantes artificiales, como el sorbato. Uno de ellos es que la dosis varía según el pH del producto, lo que significa que los diferentes tipos de yogurts con niveles distintos de pH influyen en la dosificación del sorbato. También hay hongos y levaduras resistentes al conservante, por lo que no es una solución efectiva.
Comúnmente, el benzoato y el sorbato son necesarios para preparar frutas y añadirlos al yogurt, ya que los alimentos de origen natural usados son propensos al crecimiento de hongos y levadura, por lo que tienen que declararse en el etiquetado. Durante varios años, la natamicina no fue considerada como un sustituto ideal para los conservantes artificiales, ya que la solución en polvo causaba sedimentación. Afortunadamente, la ciencia ha avanzado y los productores de natamicina brindan alternativas más naturales y mejoradas.
Pueden usarse también en la misma dosis para cualquier tipo de pH y no aumenta los niveles de sal, lo que no afecta tanto el sabor como el olor. Si desean un sistema natural para la conservación de yogurts y otros productos lácteos, adquieran los sistemas APPENMIX. Además de los sistemas conservadores, ofrecemos soluciones completas para esa categoría de alimentos, como agentes de textura alimenticia, mezclas de edulcorantes y cremas ácidas texturizantes y estabilizantes.
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